
Tradicionalmente, se consideraba que el fracaso escolar era atribuible a factores sociales extraescolares, tales como las clases sociales o las diferencias entre el capital cultural del niño y su entorno familiar y el del resto de la sociedad, o bien a factores individuales, propios del educando, tales como su maduración, coeficiente intelectual o trastornos físicos (problemas neurológicos,trastornos de lenguaje, disfusiones motoras, etc.). Los primeros han sido estudiados desde una perspectiva política o sociológica; los segundos, en cambio, han sido objeto de análisis y reflexión tanto por parte de la psicología propiamente dicha como de la psicopedagogía.