Como hemos podido apreciar, los problemas de aprendizaje por lo general encubren serios problemas de enseñanza, principalmente en los contextos sociales más postergados.
Dado que el fracaso escolar resulta ser una problemática educativa sumamente compleja, deben evitarse los análisis simplistas lineales. Para tomar real dimensión de los problemas de aprendizaje que presenta un niño, deben ser contextualizados para poder ser comprendidos en forma cabal, y además deben ser analizados desde una perspectiva social y pedagógica.
Claro está que no todos los problemas son de origen social. En muchos casos, los problemas de los niños tienen raíces neurológicas, en enfermedades crónicas o en limitaciones físicas reales que deben ser contempladas.
Cualquier problema de aprendizaje ha de ser entendido como un síntoma, cuyo significado debe ser develado a través del tratamiento psicopedagógico.
Los docentes deben estar atentos a los indicios de aquellas conductas que puedan estar dando una señal de alerta, y hacer la correspondiente derivación al profesional competente, para que este realice un rápido y certero diagnóstico.
Para de detección, la prevención y el tratamiento de la problemática, el docente debe recurrir al Equipo de Orientación Psicopedagógica. A este equipo, compuesto por distintos profesionales vinculados a la educación (Psicólogos, Licenciados en Ciencias de la Educación, Psicopedagogos, Asistentes sociales) se le atribuyen distintas funciones, pero es indispensable que trabajen en forma interdisciplinaria, conjuntamente con el maestro, el equipo directivo y la familia del niño.
En los últimos años, creció el interés y la preocupación por esta problemática. A nivel político, los distintos países latinoamericanos han implementado programas y áreas especiales de atención para aquellos niños con problemas de aprendizaje, cualquiera sea su origen, pero casi todos orientados a programas de intervención e integración de los niños en la escuela común.
Dado que el fracaso escolar resulta ser una problemática educativa sumamente compleja, deben evitarse los análisis simplistas lineales. Para tomar real dimensión de los problemas de aprendizaje que presenta un niño, deben ser contextualizados para poder ser comprendidos en forma cabal, y además deben ser analizados desde una perspectiva social y pedagógica.
Claro está que no todos los problemas son de origen social. En muchos casos, los problemas de los niños tienen raíces neurológicas, en enfermedades crónicas o en limitaciones físicas reales que deben ser contempladas.
Cualquier problema de aprendizaje ha de ser entendido como un síntoma, cuyo significado debe ser develado a través del tratamiento psicopedagógico.
Los docentes deben estar atentos a los indicios de aquellas conductas que puedan estar dando una señal de alerta, y hacer la correspondiente derivación al profesional competente, para que este realice un rápido y certero diagnóstico.
Para de detección, la prevención y el tratamiento de la problemática, el docente debe recurrir al Equipo de Orientación Psicopedagógica. A este equipo, compuesto por distintos profesionales vinculados a la educación (Psicólogos, Licenciados en Ciencias de la Educación, Psicopedagogos, Asistentes sociales) se le atribuyen distintas funciones, pero es indispensable que trabajen en forma interdisciplinaria, conjuntamente con el maestro, el equipo directivo y la familia del niño.
En los últimos años, creció el interés y la preocupación por esta problemática. A nivel político, los distintos países latinoamericanos han implementado programas y áreas especiales de atención para aquellos niños con problemas de aprendizaje, cualquiera sea su origen, pero casi todos orientados a programas de intervención e integración de los niños en la escuela común.